Aunque
el tema es recurrente no deja de sorprenderme. Los entrenadores que estamos
acostumbrados a entrenar equipos de formación nos encontramos con este fenómeno
habitualmente, de manera que es el "pan nuestro de cada día". Esto significa que,
por mucho que nos esforcemos, nunca se entiende el trabajo que hacemos. Todo el
mundo habla de la paciencia que hay que tener con los equipos de formación, de
que no importa el resultado, pero cuando hay entrenadores que realmente
utilizan ese criterio, rápidamente surgen las primeras voces de discrepancia. Probablemente
no se lo dicen al entrenador directamente pero sí se comenta en la grada, tanto
por parte de otros entrenadores como de padres de jugadores.
Esto,
evidentemente, es una interferencia en el trabajo del entrenador. Doy por
supuesto que todos los entrenadores trabajan de acuerdo a unas directrices que
vienen marcadas desde la coordinación o dirección técnica. Estaremos de acuerdo en
que, sobretodo a nivel de equipos de minibàsquet o incluso hasta infantiles,
hay que trabajar las habilidades motrices y técnicamente los fundamentos básicos
hasta que los dominan perfectamente. Nunca antes hay que pasar a otro nivel ya
que lo único que conseguiremos es que los jugadores no avancen correctamente en
su formación y eso lo pagaran posteriormente cuando se les pida un poco más
adelante una evolución en su juego. Dicen que “la paciencia es la madre de la
ciencia” y, evidentemente, aquí se demuestra que es así.
En
la actual temporada estoy entrenando un mini de primer año y un preinfantil, en
ambos casos el trabajo es similar ya que el mini tiene una evolución desde la
temporada pasada y están asimilando una serie de conceptos técnicos que deben ir puliendo poco a poco. En el caso de
los preinfantiles hay que tener en cuenta un tema muy importante a mi entender,
ellos necesitan “reaprender” sus conceptos técnicos y adaptarlos a la nueva
realidad que significa el aro grande, la pista más grande, etc. En este caso se
crea un problema dado que lo que antes era muy fácil por la proximidad del aro
ahora se antoja una difícil empresa porque falta fuerza para llegar al aro,
porque haciendo lo mismo que antes ya no tenemos esa efectividad que teníamos
antes. El jugador tarda en asimilar eso y que debe volver a aprender a hacer
una serie de cosas para poder adaptarse a esa nueva realidad.
Foto: Adrià Triquell
Si
al jugador le cuesta ese proceso, no quedan exentos todos los
componentes externos de ello. Hay que “acompañar” al jugador en ese aprendizaje
y eso no solamente corresponde al entrenador o al cuerpo técnico del equipo
sino también a los padres y el entorno del jugador. Suficiente tiene el jugador
con tener que cambiar muchos de sus hábitos en la pista para soportar que,
encima, se le diga que ya no lo hace como antes….
Insisto
en que hay que tener paciencia y no querer correr por el simple hecho de que
haya quien lo haga y eso le de resultado a nivel de marcador en este momento.
Habría que preguntarse si cuando lleguen a categoría junior esos mismos
jugadores obtendrán esa misma ventaja que tienen ahora. Falta, a mi juicio, esa
paciencia que haga que esos jugadores vayan aprendiendo a ubicarse en la pista,
a entender el juego y a saber qué, cómo y porqué juegan lo que juegan. Queremos
jugadores inteligentes en la pista y que sean técnicamente buenos pero eso
requiere un trabajo de base que muchas veces no se da por las prisas en obtener
resultados a nivel de marcador.
No
puedo más que tener satisfacción cuando veo que mis
jugadores mini deciden en función de la situación que se encuentran en la
pista. Eso nos ha hecho perder innumerables partidos pero estoy absolutamente
convencido de que, a la larga, eso se convertirá en una victoria. Debemos
trabajar para eso y en jugadores mini conseguir eso no es nada fácil.
Como
dice el título “la gracia de los resultados” tapa las carencias de los equipos,
de los jugadores. Parece que hay que competir por conseguir la mayor diferencia
posible en el marcador sin importar cómo se hace. A veces, después de ganar un
partido, se puede hacer ver al jugador que NO es lo que buscamos. En mi caso
prefiero ganar de menos diferencia o incluso perder el partido si con ello
consigo que los jugadores aprendan cómo hay que actuar en la pista. Oigo de vez
en cuando, después de algún partido ganado, que “hoy lo habéis hecho muy bien” y
resulta que yo no estoy contento con el trabajo que se ha hecho. Por el
contrario, en una fase previa en que hemos perdido muchísimos partidos he oído
que “no es como el año pasado”… Claro que no es como el año pasado, es otro
escalón en el camino y precisamente durante esa fase previa he salido muy
contento en muchas ocasiones pese a perder los partidos. Ese trabajo al final
da sus frutos.
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