jueves, 16 de enero de 2014

Actuamos según decimos en formación?



En muchas ocasiones, cada vez con más frecuencia, escuchamos a muchos entrenadores, jugadores, directivos, etc., decir que hay que cuidar la formación de nuestros jóvenes jugadores y no hay que ir a ganarlo todo para demostrar que eres mejor que tu contrincante. Qué quiere decir ser mejor? Estamos realmente convencidos de que hay que cuidar la formación de los jugadores jóvenes? Es mala la competición para la formación de nuestros jugadores?

Probablemente las respuestas a estas preguntas pueden ser diversas según quién las de. Actualmente parece que hay una creencia generalizada en que hay que dejar de lado el resultadísmo y pasar a centrarse únicamente en la formación. Es evidente que la formación es importantísima pero, que entendemos por formación del jugador? Quizás habría que ponerse de acuerdo en qué es, o cual es la formación de la que hablamos tanto.


Podemos encontrar por la red infinidad de blogs en que se habla de este tema. Tenemos importantes figuras mediáticas que nos hablan de la importancia de esa formación por encima de resultados de equipo o de club, lo que pasa es que, según mi opinión habría de definir lo que entendemos por la formación del jugador.
Ser mejor que tu oponente significa humillarlo con una presión para que no pueda sacar de fondo, banda, etc.? Eso es lo que vemos en muchas ocasiones en las pistas, sobretodo de categorías inferiores. Lo peor es que cuando termina el partido y la diferencia ha sido de 50, 60, 80 puntos, encuentras entrenadores, aficionados que se sienten muy satisfechos de haber infringido tal paliza al equipo contrario. Seguramente no se han parado a pensar que esos chicos a los que han “apalizado” están en período de formación y que también intentan “aprender” a jugar a este deporte. Probablemente, en muchos casos, esos chicos que ahora están recibiendo semejantes y abultados resultados en contra estarán trabajando para llegar a la etapa sénior con unos conocimientos del juego que les permitan entender cada situación que se da en la pista. Y probablemente estos “grandes” jugadores que ahora apalizan y cuentan sus partidos por victorias no llegarán, en muchos casos, más allá de cadete o junior. En estos casos los jugadores van quemando etapas antes de tiempo puesto que todo va tan rápido que llegan a un punto en que creen que ya lo saben todo y se aburren del juego. Cuántos jugadores conocemos que en mini marcaban unas diferencias espectaculares, por diferentes motivos, y después, cuando son infantiles resulta que ya no son capaces de hacerlo? Para empezar debemos tener en cuenta que cada jugador tiene un ritmo de aprendizaje, cada jugador madura en momento diferente por lo que debemos adecuar nuestro trabajo a esa maduración, a ese ritmo de aprendizaje, ya que de esta manera no perderemos al jugador por sentirse “el malo”. Qué quiere decir “el malo”? El que va más lento en su aprendizaje? Seguramente habremos escuchado a muchos entrenadores, directivos o padres hablar de cualquier jugador refiriéndose a él como “el malo”. Esa etiqueta le va a acompañar siempre por lo que difícilmente podrá ir más allá, ya que poco a poco él se va a creer que es “el malo” y en consecuencia no puede competir con el resto.


Entendiendo que la competición no sólo es buena sino necesaria para la formación de nuestros jóvenes jugadores debemos pensar en cómo enfocar esa competición desde la perspectiva de la formación. Competir va a ayudar a nuestros jugadores a prepararse para cualquier situación que se les presente también en su vida cotidiana por lo que es importante que tengan esa competición pero hay que tener en cuenta que hablamos de jugadores muy jóvenes. Por supuesto como entrenadores, educadores, debemos ocuparnos de que esa competición sea positiva para su formación contrariamente a lo que ocurre actualmente en muchos casos.

La pregunta que creo más importante es qué entendemos por formación del jugador? Quizás hablamos mucho de formación pero no clarificamos lo que entendemos por ello. Sería una buena idea trabajar por unificar criterios de trabajo con los jóvenes para poder ofrecerles una mejor travesía por las etapas hasta llegar a sénior. Podría ser una buena idea crear un foro donde se intentase llegar a un acuerdo en qué y cómo trabajar en categorías de formación. Es posible que esté pidiendo un imposible pero creo que debemos plantearnos cómo estamos gestionando actualmente este tema. Como decía el otro día un compañero y gran entrenador, “ver partidos de cantera ahora mismo es un suplicio en términos de espectador, y de alguien que pretende vibrar viendo explotar creatividad y talento.” Estoy muy de acuerdo con la afirmación y entiendo, desde mi posición de formador, que debemos potenciar la creatividad para que el jugador pueda sacar todo lo que lleva. Estamos demasiado acostumbrados a cortar esa creatividad del jugador amparados en la corrección. Hay que corregir, sí, pero también hay que dejar al jugador expresarse en la pista, y en ese sentido tendemos a intentar imponer nuestra manera de entender el baloncesto por encima de todo.